sábado, 24 de mayo de 2014

EL JUEGO COMO UNA ESTRATEGIA DE DIVERSIÓN Y APRENDIZAJE EN LOS NIÑOS Y NIÑAS

Lo primero que se debe tener en cuenta es que el juego se constituye como la actividad fundamental del niño y que, gracias a esa actividad, los niños logran convertir la fantasía en realidad. El juego es una forma de expresión importante en la infancia, una especie de lenguaje. Por esta razón el juego es una actividad esencial para que el niño se desarrolle física, psíquica y socialmente. El niño necesita jugar no sólo para sentir placer y entretenerse sino también, para aprender y comprender el mundo.



A continuación y siguiendo las palabras de Garaigordobil (1992) se detallan las características generales del juego infantil:

  • Actividad fuente de placer: es divertido y generalmente suscita excitación y hace aparecer signos de alegría y hasta carcajadas.
  • Experiencia que proporciona libertad: la característica principal del juego es que se produce sobre un fondo psíquico general caracterizado por la libertad de elección (Amonachvilli, 1986).
  • La ficción es su elemento constitutivo: se puede afirmar que jugar es hacer el “como sí” de la realidad, teniendo al mismo tiempo conciencia de esa ficción. Por ello, cualquier cosa puede ser convertida en un juego y cuanto más pequeño es el niño y la niña, mayor es su tendencia a convertir cada actividad en juego.
  • Actividad que implica acción y participación: jugar es hacer, y siempre implica participación activa del jugador y de la jugadora, movilizándose a la acción.
  • Actividad seria: el juego es tomado por el niño y la niña con gran seriedad, porque en el niño y la niña, el juego es el equivalente al trabajo del adulto, ya que en él afirma su personalidad, y por sus aciertos se crece lo mismo que el adulto lo hace a través del trabajo (Chateau, 1973).
  • Elemento de expresión y descubrimiento de sí mismo y del mundo: el niño y la niña a través del juego expresa su personalidad integral, su sí mismo.
  • Interacción y comunicación: el juego promueve la relación y comunicación con los “otros”, empujando al niño y la niña a buscar frecuentemente compañeros, pero también el juego en solitario es comunicativo, y es un diálogo que el niño y la niña establece consigo mismo y con su entorno.
  • Espacio de experiencia peculiar: el juego, como indica Elkonin (1985), es una reconstrucción sin fines utilitarios de la realidad hecha por el niño y la niña en la que plasma papeles de los adultos y las relaciones que observa entre ellos; en este sentido, el niño y la niña observa e imita reproduce en sus juegos la realidad social que le circunda.


Por medio del juego, el niño fortalece su motricidad fina y gruesa mientras  corre, salta, trepa, sube o baja, controla su cuerpo, organiza su pensamiento, aprende a manejar sus sentimientos y emociones, explora el mundo que le rodea y resuelve conflictos, gracias al juego el niño se convierte en un ser social dentro de una comunidad, pues este le ayuda a tener seguridad en sí mismo y tener autoestima.

El juego requiere imaginación, creatividad, y mucha fantasía. Mientras el niño juega, deja volar su imaginación creando situaciones y buscando diferentes solucionas a problemáticas que se le presenten en el mismo juego. Por lo anterior, se puede decir que el juego favorece el desarrollo intelectual, permitiéndole al niño memorizar y razonar lo lógico y abstracto.



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